sábado, 13 de febrero de 2016

Losing my religion



De mi amigo Luis Eduardo Mella Gómez:

Mi pregunta más intrigante del día de hoy es: 
¿Cómo es posible que la gente diga que Galileo fue condenado por hereje cuando la Iglesia (y el mismo cardenal Bellarmine, cardenal que había auspiciado el debate y el apoyo directo a Galileo y el heliocentrismo) financió las investigaciones de Galileo? 
¿No hay algo incongruente con el mito de que el heliocentrismo, por su supuesta naturaleza herética, fue la razón por la que la Iglesia lo condenó? 
¿O fue por otra cosa? 
La verdad es que Galileo fue condenado no por herejía, sino por incumplir un contrato de confidencialidad: éste no debía de divulgar el heliocentrismo hasta lograr encontrar una prueba empírica tal que no alarmara al pueblo, debido a las implicaciones para las creencias de un pueblo que podía condenarle a él y a miembros de la Iglesia. 
Aunque Galileo no había dado una prueba suficiente o empírica (pero a la luz del debate, Bellarmine y la iglesia concluyó que teóricamente los fundamentos eran bastante sólidos), primero porque no fue él quien hizo la prueba empírica en la Torre de Pisa, sino unos de sus estudiantes (así que el corpus teórico estaba basado únicamente en las ideas del movimiento aristotélico), se basaba en el peso teórico que esta poseía, es decir, en el realismo y coherencia interna así como en las otras teorías e hipótesis de antiguos investigadores. Cuando el nuevo cardenal sustituye a Bellarmine, Galileo (sin una prueba empírica contundente) divulga el heliocentrismo, incumpliendo su contrato al tratar de enseñar el heliocentrismo violando la promesa que hizo. 
Aunque la Iglesia promovía dentro de la academia la ciencia, tenía que tener cuidado para ponerla en divulgación pública. Inclusive, cuando le preguntaron a Galileo sobre esto en el juicio, dijo que su obra Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo no abogaba por el heliocentrismo y eso fue una mentira categoría cuando el libro mismo defiende el heliocentrismo y quienes le defendían en ese punto se les hizo difícil porque muchos le respaldaban por las implicaciones científicas del heliocentrismo, y esto los ponía en una posición de ir contra su honestidad intelectual. 
Es verdad que la iglesia no debió de enjuiciar a Galileo de esa forma, pero de lo que sí estoy seguro es que el mito que reproducen muchos ateos no se sostiene.

En varios de los comentarios que tuvo que hacer en respuesta a sus interlocutores, afirmó al paso que a Galileo se lo había ejecutado. Por comodidad o ignorancia, nadie le contestó. No pasaron la prueba.