domingo, 1 de mayo de 2016

El orden mercantil


Copio aquí un artículo que salvé antes de que fuera removido de donde se encontraba la única copia en español: la página de la revista “En defensa del marxismo” del Partido Obrero.
A pesar de su simpleza creo que es valioso como análisis marxista e invita al debate con adversarios probables de su tesis. Entre estos, probablemente, podremos encontrar socialistas de mercado y mutualistas, por izquierda, y corporativistas de Estado y distributistas, por derecha.





Crítica a la teoría de la superioridad y la neutralidad del mercado

Duan Zhong Qiao
Profesor de la Universidad Renmin, Pekin, Chin.
Artículo presentado en la Conferencia Internacional sobre el Manifiesto Comunista,
organizada por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (EEK) de Grecia,
y la Revista Marxista Revolucionaria, en Atenas, en diciembre de 1998.


Aunque hay muchos y diferentes modelos teóricos de socialismo de mercado que han sido propuestos desde mediados de los ‘80, comparten dos fundamentos teóricos: uno es lo que llamo superioridad del mercado, es decir que el mercado es superior a la planificación; el otro es lo que llamo neutralidad del mercado, o sea que el mercado puede servir tanto al capitalismo como al socialismo. Ninguno de ellos es correcto de acuerdo al materialismo histórico y al socialismo de Marx. 



1. Superioridad del mercado 


Todos los socialistas de mercado creen firmemente que el mercado, como un mecanismo económico, es superior a la planificación, aún cuando cada uno tiene sus propias razones para pensarlo. David Miller argumenta que el mercado puede proveer más bienestar, libertad y democracia que los que puede dar la planificación (1). John E. Roemer argumenta que "no conocemos ningún mecanismo para inducir la innovación sobre una base económica amplia que no sea la competencia de mercado" (2). David Schweickart sostiene que "la planificación centralizada es profundamente deficiente como mecanismo económico"(3). Es fácil de ver que la superioridad del mercado es el punto común de partida de todos ellos para promover varios modelos de socialismo de mercado. 

Examinando sus textos, notamos que lo que ellos llaman "el mercado" no es otra cosa que la economía de mercado practicada hoy, en los países capitalistas, mientras que lo que ellos llaman "planificación" significa tanto la economía de planificación centralizada que existía en la antigua URSS y en los países del Este europeo, como la economía planificada que Marx previó se realizaría en el comunismo (con el socialismo como la primera fase del comunismo). Es decir, dos economías de planificación completamente diferentes son lo mismo ante sus ojos. Consecuentemente, aunque las principales razones para decir que la economía de mercado es superior a la economía planificada se asientan en el colapso de la economía planificada y el redireccionamiento de la economía de mercado en la URSS y los países de Este, finalmente concluyen que la economía de mercado es superior a la economía planificada en forma bastante genérica y, por eso, también a la economía planificada tal como Marx la previó. A partir de aquí concluyen que la economía de mercado debería ser continuada y desarrollada en la transición del capitalismo al socialismo, y aún en el período del socialismo. 

El argumento de los socialistas de mercado es insostenible. 

En primer lugar, la economía planificada que Marx previó no es lo que existió en la URSS y los países de Europa del Este. La realización de la primera presupone el desarrollo completo de una economía capitalista o de mercado, mientras que la otra fue establecida cuando la economía capitalista o de mercado no había alcanzado un desarrollo completo en aquellos países; la primera se basa en la propiedad común de los medios de producción, cuando los medios de producción pertenecen a la sociedad entera; mientras la otra se basó en dos tipos de propiedad pública, esto es de propiedad estatal y colectiva; la primera, requiere la eliminación de las mercancías y del dinero, la otra aún incluye a las mercancías y el dinero en un cierto grado; la primera está estrechamente vinculada a la abolición de la clases y del estado, mientras la última coexiste con las clases y el estado. Es obviamente irrazonable equiparar la economía planificada de Marx con la economía planificada que existió en la URSS y los países de Europa del Este. Siendo esto así, el fracaso de la última no demuestra que la primera está destinada al fracaso una vez que se ponga en práctica. 

En segundo lugar, hacer una comparación abstracta entre una economía de mercado y una economía planificada es en sí mismo un error. De acuerdo al materialismo histórico de Marx, la economía de mercado y la economía planificada muestran dos diferentes tipos de relaciones económicas. Cada una de ellas se corresponde a un estado determinado del desarrollo de las fuerzas productivas y aparece en una fase determinada del desarrollo de la historia. Hablando concretamente, la economía de mercado corresponde al período del capitalismo, y la economía planificada al del comunismo. Por ello no tiene sentido decir abstractamente cuál es mejor, la economía de mercado o la economía planificada, porque el meollo de la cuestión radica en cuál es más compatible con el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas existentes. Indudablemente diferentes países del mundo tienen diferentes fuerzas productivas. Consecuentemente, para algunos países una economía de mercado puede ser más compatible con el crecimiento de sus fuerzas productivas mientras que para otros puede ser más compatible una economía planificada. Si los socialistas de mercado quieren argumentar que países como EE. UU. y Gran Bretaña deberían continuar desarrollando la economía de mercado durante la transición del capitalismo al socialismo, tienen que dar una respuesta definida a esta pregunta: ¿una economía de mercado es todavía compatible con el crecimiento de las fuerzas productivas de estos países? 

Tercero, el hecho de que la URSS y los países de Europa del Este cambiaran de una economía planificada a una economía de mercado solamente prueba que la economía planificada prevista por Marx no puede establecerse a menos que la economía de mercado se haya desarrollado suficientemente y convertido en una traba para el desarrollo de las fuerzas productivas, y no prueba que la economía de mercado deba ser continuada en la transición del capitalismo al socialismo y en el socialismo. A la luz del materialismo histórico de Marx el desarrollo de la formación económica de la sociedad es un proceso de sucesivos reemplazos, desde la economía natural precapitalista a una economía capitalista mercantil y luego a una economía comunista planificada. Esto es visualizado como un proceso histórico natural, es decir que "aun cuando una sociedad ha comenzado a perder los rastros de las leyes naturales de su movimiento, ... ésta no puede saltar sobre las fases naturales de su desarrollo ni removerlas por decreto" (4). Esto significa que sólo a través del desarrollo completo de la economía natural, puede establecerse la economía de mercado; y del mismo modo, sólo a través del desarrollo completo de la economía de mercado puede establecerse la economía planificada. De acuerdo con esto, la causa de raíz que obligó a la URSS y los países de Europa del Este a cambiar de una economía planificada a una economía de mercado es que ellos intentaron saltar la fase de desarrollo completo de la economía de mercado y establecer directamente una economía planificada sobre las bases de lo que aún era, en alto grado, una economía natural. Una economía planificada establecida de esta manera tiene que obstruir el desarrollo posterior de las fuerzas productivas. No puede ser sostenida por un largo tiempo y está destinada finalmente a volver a una economía de mercado. Lo que ocurrió en la URSS y en los países de Europa del Este demuestra que la economía planificada prevista por Marx no puede ser llevada adelante simplemente por el deseo subjetivo del hombre. Las condiciones de los países capitalistas desarrollados, a las cuales los socialistas de mercado les prestan especial atención, deberían ser vistas como un asunto diferente. La economía de mercado en estos países se ha desarrollado suficientemente y se ha convertido en una traba para el desarrollo ulterior de las fuerzas productivas. Entonces, los problemas que estos países enfrentan, de acuerdo con Marx, no pueden solucionarse continuando con la economía de mercado, sino reemplazándola por la planificación. Si los socialistas de mercado quieren probar que una economía de mercado debiera ser mantenida y desarrollada en la transición del capitalismo al socialismo, no deberían tomar los casos de la URSS y los países de Europa del Este para ilustrar su tesis, sino dar un argumento convincente de que los problemas existentes en los países capitalistas pueden ser resueltos mediante una economía de mercado. 

Los socialistas de mercado sostienen la tesis de la superioridad del mercado para argumentar que solamente a través del mercado puede realizarse el socialismo. Para llegar a esta conclusión han confundido la economía planificada que existía en la URSS y los países de Europa del Este con la economía planificada prevista por Marx. Luego tomaron el hecho de que estos países giraran hacia una economía de mercado como fundamento para decir que la economía de mercado practicada ahora en los países capitalistas desarrollados es superior a la economía planificada de Marx, y que consecuentemente, la economía de mercado debería ser sostenida y desarrollada cuando los países capitalistas se transformen en socialistas. Este argumento es insostenible. 

2. Neutralidad del mercado 

Luego de argumentar a favor de la superioridad del mercado, los socialistas de mercado proponen la tesis de la neutralidad del mercado. En su opinión el mercado es un mecanismo económico sin influencia alguna sobre el carácter del sistema social y puede servir tanto al socialismo como al capitalismo. David Miller enfatizó que: "Ahora es ciertamente verdad que el capitalismo se apoya en los mercados, pero lo distintivo de esto es que la propiedad de activos productivos se concentra en las manos de unos pocos, mientras que la mayoría de la gente está contratada como empleado a cambio de un salario. Es completamente posible estar a favor del mercado y contra el capitalismo" (5). John E. Roemer, en su libro titulado "Un futuro para el socialismo", afirmó que "Mi tarea en este ensayo es proponer y defender un nuevo modelo que combine las fuerzas del sistema de mercado con aquellas del socialismo" (6). David Schweickart señaló que "la identificación del capitalismo con el mercado es un error pernicioso de los defensores conservadores del ‘laissez faire’ y de la mayoría de los opositores de izquierda a las reformas de mercado" (7). En sustancia, el mercado es neutral. 

¿Cual es el significado del mercado de acuerdo a la teoría de los socialistas de mercado? Cada socialista de mercado tiene su propia respuesta a esta pregunta. Todos ellos, sin embargo, están de acuerdo con que el mercado no es un lugar para comprar y vender sino un mecanismo o sistema económico que condiciona la producción social. Determina que el objeto directo y el motivo decisivo de la producción de cada empresa no son los valores de uso sino los valores de cambio y la ganancia. En consecuencia, la producción social no puede ser regulada por una planificación consciente sino por las relaciones entre oferta y demanda, esto es, por la ley del valor que tiene efecto espontáneamente. 

¿Por qué el mercado es neutral? Hasta ahora nadie ha dado una justificación convincente para esto. Veamos la exposición de David Schweickart. El dice: "El capitalismo tiene tres instituciones definidas. Es una economía de mercado, caracterizada por la propiedad privada de los medios de producción y el trabajo asalariado. Es decir, que la mayoría de las transacciones económicas de la sociedad están gobernadas por la mano invisible de la oferta y la demanda; la mayor parte de los activos productivos de la sociedad pertenecen a individuos privados, ya sea directamente o por medio de la propiedad individual de acciones en corporaciones privadas; la mayoría de la gente trabaja por salarios pagados directa o indirectamente por los propietarios de las empresas para los cuales ellos trabajan. Una economía socialista de mercado elimina o restringe en gran parte la propiedad privada de los medios de producción sustituyendo la propiedad privada por alguna forma de propiedad estatal u obrera. Mantiene al mercado como el mecanismo para coordinar la mayor parte de la economía, aunque usualmente hay mayores restricciones al mercado que las típicas del capitalismo. Puede o no reemplazar el trabajo asalariado con la democracia en el lugar de trabajo, donde los trabajadores obtienen no un salario por contrato sino participaciones específicas en las ganancias netas en las empresas. Si esto sucede, el sistema es un socialismo de mercado de autogestión obrera (8). En resumen, el carácter del capitalismo radica en la propiedad de los medios de producción y en el trabajo asalariado; el carácter del socialismo radica en alguna forma de propiedad estatal u obrera donde los trabajadores obtienen participaciones específicas en las ganancias netas de las empresas. Una economía de mercado puede existir tanto en el capitalismo como en el socialismo, porque no tiene nada que ver con el capitalismo o el socialismo. Este puede ser visto como un argumento representativo de los socialistas de mercado. 

Es fácil ver que la creencia de los socialistas en la neutralidad del mercado está muy relacionada con su comprensión del carácter del capitalismo y del socialismo. Sus errores, de acuerdo con Marx, derivan de su incorrecta comprensión de uno y otro. 

Según la visión de Marx, el rasgo más universal del capitalismo no es la propiedad privada de los medios de producción y el trabajo asalariado, sino una economía mercantil desarrollada, es decir, lo que se denomina hoy economía de mercado. Marx enfatiza a menudo este rasgo: 

"Pero dentro de la sociedad burguesa, la sociedad que reposa sobre el valor de cambio, surgen relaciones de circulación así como de producción, que proceden como minas que la hacen explotar" (9). 

"La forma valor del producto del trabajo es la más abstracta, pero también la forma universal del modo de producción burgués; por tal hecho esto marca al modo de producción burgués como el de un tipo particular de producción de un carácter histórico y transitorio" (10). 

"...; y la producción desarrollada de mercancías es ella misma la producción capitalista de mercancías" (11). 

En el tomo III de El Capital, Marx hizo una afirmación muy clara: " El modo de producción capitalista tiene exactamente dos rasgos característicos desde el inicio: 

Primero. Produce sus productos como mercancías. El hecho que se produzcan mercancías no lo distingue a sí mismo de otros modos de producción; pero que el carácter dominante y determinante de sus productos sean mercancías lo es con certeza... La segunda cosa que marca particularmente al modo de producción capitalista es la producción de plusvalor como objeto directo y motivo decisivo de la producción" (12). 

Las expresiones anteriores muestran, consistentemente que Marx veía a la economía mercantil desarrollada, es decir, la economía de mercado, que produce valores de cambio y valores excedentes (beneficio) como el rasgo más universal del capitalismo. Sobre estas bases, por supuesto, no podemos sacar la conclusión de que Marx negaba que el capitalismo tuviera también como características la propiedad privada de los medios de producción y el trabajo asalariado, ya que sólo veía en la economía mercantil desarrollada la característica más universal del capitalismo y toma sólo esta característica como punto de partida para derivar otros dos rasgos más concretos del capitalismo: 1) la propiedad privada de los medios de producción y el trabajo asalariado; 2) la anarquía de la producción y la propensión a la crisis económica. En otras palabras, en el pensamiento de Marx, la referencia a la economía mercantil desarrollada como el rasgo más universal del capitalismo implica inmanentemente, los dos rasgos más concretos recién mencionados. 

¿Por qué la referencia a la economía mercantil desarrollada como el rasgo más universal del capitalismo implica, inmanentemente, el carácter privado de la propiedad de los medios de producción y el trabajo asalariado en el capitalismo? Marx dijo que: "Condiciones históricamente definidas están envueltas en la existencia del producto como una mercancía. En orden a convertirse en mercancía, la producción debe cesar de ser producida como medio de subsistencia inmediato para el mismo productor. Yendo más lejos, e inquiriendo bajo qué circunstancias o incluso cómo la mayoría de los productos toman la forma de mercancía, tenemos que ver que esto sólo sucede sobre la base de un particular modo de producción, el capitalista" (13). Porque la época capitalista se caracteriza por el hecho "que la fuerza de trabajo, a los ojos del propio trabajador, toma la forma de una mercancía que es de su propiedad; su trabajo, consecuentemente, toma la forma de trabajo asalariado. Por otro lado, es sólo desde este momento que la forma de mercancía de los productos del trabajo se torna universal" (14). Entonces, una vez que clarificamos que la producción capitalista es la producción de valor de cambio, que sus productos toman la forma de mercancías, esto significa que el obrero mismo aparece sólo como un vendedor de mercancías, es decir, un trabajador asalariado libre, y entonces el trabajo generalmente aparece como trabajo asalariado y los medios de producción como la antítesis del trabajo asalariado y la corporización de los activos de otras personas aparecen como capital. Marx dijo: "Es innecesario después del argumento ya desarrollado demostrar, una vez más, que la relación del capital y el trabajo asalariado determina todo el carácter del modo de producción" (15). 

Aquí necesitamos enfatizar que Marx veía también la anarquía de la producción y la tendencia a la crisis económica como otro rasgo concreto más que acompaña la propiedad privada de los medios de producción y el trabajo asalariado, al ver en la economía de mercado desarrollada el rasgo más universal del capitalismo. Desde el punto de vista de Marx, la economía de mercado desarrollada determina internamente que el propósito de la producción de cada empresa no es la satisfacción de las necesidades sino la producción de beneficios, y de allí, que toda la producción esté regulada espontáneamente por la ley del valor. Bajo la economía de mercado desarrollada, aún cuando la producción de las empresas individuales proceda a través de la organización y la planificación, "la interconexión de la producción como un todo fuerza aquí a ella misma (la economía de mercado desarrollado), como un agente de la producción bajo el imperio de una ley ciega, y no como bajo una ley que apoderándose, y por lo tanto dominando sus premisas combinadas, tiene al proceso productivo bajo su control" (16). En consecuencia, la anarquía productiva y una crisis económica inevitable constituyen otro rasgo concreto más del capitalismo. Los socialistas de mercado no dicen una sola palabra sobre esto. 

Marx creía que el rasgo más universal del comunismo (siendo el socialismo la primera fase) es una economía planificada, que es exactamente lo opuesto a una economía de mercado. En sus trabajos menciona este rasgo muchas veces: 

"Reemplacemos a Robinson por una asociación de hombres libres que trabajen con medios de producción colectivos y empleen, concientemente, sus muchas fuerzas de trabajo individuales como una fuerza de trabajo social. Todas las determinaciones del trabajo de Robinson, se reiteran aquí, sólo que de manera social, en vez de individual. Surge, no obstante, una diferencia esencial. Todos los productos de Robinson constituían su producto exclusivamente personal y, por tanto, directamente objetos de uso para sí mismo. El producto todo de la asociación es un producto social. Una parte de éste presta servicios de nuevo como medios de producción. No deja de ser social. Pero los miembros de la asociación consumen otra parte en calidad de medios de subsistencia. Es necesario, pues, distribuirla entre los mismos. El tipo de esa distribución variará con el tipo particular del propio organismo social de producción y según el correspondiente nivel histórico de desarrollo alcanzado por los productores. A los meros efectos de mantener el paralelo con la producción de mercancías, supongamos que la participación de cada productor en los medios de subsistencia esté determinada por su tiempo de trabajo. Por consiguiente, el tiempo de trabajo desempeñaría un papel doble. Su distribución, socialmente planificada, regulará la proporción adecuada entre las varias funciones laborales y las diversas necesidades. Por otra parte, el tiempo de trabajo servirá a la vez como medida de la participación individual de los productores en el trabajo común, y también, por ende, de la parte individualmente consumible del producto común. Las relaciones sociales de los hombres con sus trabajos y con los productos de éstos, sigue siendo aquí diáfanamente sencillas, tanto en lo que respecta a la producción como en lo que atañe a la distribución"(17). 

"Si suponemos en vez de una sociedad capitalista, una comunista, en primer lugar desaparece por completo el capital dinerario, y por ende, también, los disfraces de las transacciones que se operan por intermedio de aquél. El problema se reduce, simplemente, a que la sociedad tiene que calcular por anticipado cuanto trabajo, medios de producción y medios de subsistencia puede emplear —sin perjuicios de ningún tipo— en ramos de la industria como por ejemplo el tendido de vías férreas, que por un período relativamente prolongado, de un año o más, no suministrarán ni medios de producción, ni medios de subsistencia, ni efecto útil de ningún tipo, pero retiran de la producción global anual trabajo, medios de producción y medios de subsistencia"(18). 

"Con la producción colectiva, el capital dinerario está completamente excluido en ella. La sociedad distribuye fuerza de trabajo y medios de producción entre las diversas ramas de la industria. No hay razón para que el productor no reciba bonos de papel que le permitan retirar una cantidad correspondiente de su tiempo de trabajo del stock del consumo social. Pero esos bonos no son dinero; ellos no circulan" (19). 

"La libertad, en esta esfera, no consiste sólo en esto, que el hombre socializado, que los productores asociados, gobierna el metabolismo humano con naturalidad por una vía racional, poniendo a éste bajo su control colectivo en lugar de aparecer dominado como por un poder ciego, sino en llevarlo a cabo con el menor gasto de energía y en las condiciones más dignas y apropiadas para su naturaleza humana" (20). 

"Dentro de la sociedad colectiva basada en la propiedad común de los medios de producción, los productores no cambian sus productos; ya en pequeño el trabajo empleado en los productos aparece aquí como el valor de esos productos, como una cualidad material dada por ellos, desde ahora, en contraste con la sociedad capitalista, donde el trabajo individual ya no existe bajo una forma indirecta, sino directamente como una parte componente del trabajo total" (21). 

Las citas anteriores muestran que Marx veía a la economía planificada como el rasgo más universal del comunismo. Ciertamente, una economía planificada se encuentra estrechamente vinculada con la propiedad común de los medios de producción y con el trabajo convertido en el deseo primordial de la vida misma. La relación entre ambos es exactamente la misma que la relación entre economía de mercado y propiedad privada de los medios de producción, así como el trabajo asalariado. 

Puesto que Marx insistía en que una economía de mercado desarrollada es una economía capitalista y que una economía planificada es una economía comunista, se opuso resueltamente a varias teorías que intentaron fusionar el socialismo con una economía de mercado. Cuando polemizó contra el socialismo de Proudhon lo ridiculizó de esta manera: "Esto es tan piadoso como estúpido es esperar que del valor de cambio no se desarrolle el capital, o que del trabajo que produce valor de cambio no lo haga el trabajo asalariado" (22). Advertía que: "No puede haber allí nada más erróneo y absurdo que postular el control por las unidades individuales de la producción total, sobre la base del valor de cambio, del dinero" (23). 

De las discusiones de Marx podemos ver que la tesis de la neutralidad del mercado se basa en una comprensión incorrecta de las características del capitalismo y del socialismo, y en especial, de la economía de mercado. Por supuesto, los socialistas de mercado no están dispuestos a admitir su error. Argumentarán que la economía de mercado bajo el socialismo de mercado está vinculada a las fábricas cooperativas de trabajadores, es decir, la propiedad pública con beneficios compartidos por los trabajadores en su fábrica y, a una gestión democrática: en consecuencia esto no conducirá al capitalismo, sino que beneficia al socialismo. ¿Pero es esto así? Desde el punto de vista de Marx la respuesta sólo puede ser negativa. Procederemos a un análisis más profundo. 

Primero, la existencia de una economía de mercado desarrollada significa la existencia de la propiedad privada de los medios de producción. La economía de mercado presupone la existencia de la compra y la venta, es decir, del intercambio de mercancías. Marx afirmó: "Sólo los productos realizados por trabajos mutuamente independientes, ejecutados en forma aislada, pueden ser confrontados uno con otros como mercancías" (24). 

Esto significa que cada parte del intercambio "debe allí reconocer al otro como dueño de propiedad privada" (25): de otro modo el intercambio no puede ser llevado adelante y el mercado no puede existir. Los socialistas de mercado podrían subrayar que bajo el socialismo de mercado, las empresas privadas de capitalistas individuales no existirán, y que lo que existirá será la empresa cooperativa de la cual serán dueños los propios trabajadores. Los medios de producción de esta última son de los trabajadores de cada empresa: en consecuencia, es un tipo de propiedad pública más que de propiedad privada. Pero, en la propiedad pública comunista, en la concepción de Marx, todos los medios de producción son propiedad de la sociedad como un todo. Comparado con la propiedad pública en el pensamiento de Marx, la propiedad pública en la empresa cooperativa es, en cierto sentido meramente un tipo de propiedad privada ampliada. No es la propiedad privada individual sino una propiedad privada colectiva. Esta característica está particularmente representada en el hecho de que los medios de producción de cada empresa cooperativa son sólo propiedad de los trabajadores que trabajan en esa empresa. Es decir, los medios de producción son bienes públicos solo para estos trabajadores, y no para los que trabajan en otras empresas. Es precisamente porque la propiedad pública de las empresas cooperativas es en realidad un tipo de propiedad privada ampliada, que puede realizarse un intercambio entre estas empresas y, en consecuencia, que pueda existir el mercado. En resumen, en tanto exista una economía de mercado existirá la propiedad privada de los medios de producción, aún si ella toma la forma de propiedad pública de empresas cooperativas bajo el socialismo de mercado. 

Segundo, la existencia de una economía de mercado desarrollada significa la existencia del capitalismo y del trabajo asalariado. Bajo una economía de mercado la razón y el objetivo de la producción de cada empresa, sea propiedad de un capitalista individual o colectiva de trabajadores, no es el valor de uso sino el valor de cambio y el plusvalor, es decir: que "nada es producido salvo que pueda ser producido para obtener un beneficio" (27). 

Si los medios de producción sólo se utilizan para producir una ganancia, ya sea propiedad de un capitalista individual o de la empresa cooperativa, funcionan como capital que se autovaloriza. Como Marx dijo en el tomo I de El Capital: "Si consideramos el proceso de producción desde el punto de vista del simple proceso de trabajo, el trabajador está relacionando a los medios de producción, no en su calidad de capital, sino como mero medio y materia de la propia actividad productiva que se propone. En las curtiembres, por ejemplo, el trabajador trata con los cueros como su simple objeto de trabajo. No es el capitalista para quien el trabajador curte los cueros. Pero esto es diferente tan pronto como analizemos el proceso de producción como un proceso de valorización. Los medios de producción de una sola vez se han transformado, en medios para la absorción mediante el trabajo de otros. No es ya el trabajador quien emplea los medios de producción, sino los medios de producción, quienes emplean al trabajador. En lugar de ser consumidos por él como elementos materiales de su actividad productiva, esos medios de producción son los que lo consumen como el fermento necesario para su propio proceso de vida, y el proceso de vida del capital consiste, únicamente, en su propio movimiento de autovalorización" (28). Al mismo tiempo, una economía de mercado desarrollada significa que todos, o por lo menos la mayoría de los productos, toman la forma de mercancías, lo que presupone el trabajo asalariado, esto es, que el trabajador no posee otra mercancía más que vender su fuerza de trabajo, pues "es sólo desde entonces que la producción de mercancías progresivamente se generaliza y se convierte en la forma típica de la producción; es sólo desde entonces que progresivamente toda la producción es producida desde el principio para la venta y que toda la riqueza generada corre a través de la esfera de la circulación" (29). 

Los socialistas de mercado podrían argumentar que bajo el socialismo de mercado, los medios de producción de cada empresa cooperativa son propiedad de sus propios trabajadores, no de un capitalista individual, y que el beneficio de cada empresa es compartido por todos sus trabajadores y no por un capitalista individual, lo cual demostraría que el capital y el trabajo asalariado no existen, aunque sí el mercado. Pero este argumento es insostenible. De acuerdo a la concepción de Marx, el capital no es igual al capitalista: el capitalista es sólo capital personificado. Bajo una economía socialista de mercado, aunque los medios de producción de cada empresa sean de sus propios trabajadores, siguen teniendo las características del capital, es decir, de valor que se valoriza a sí mismo, ya que la razón y el objetivo de la producción de cada empresa es el valor de cambio y la ganancia, o sea un plusvalor. Precisamente por esta razón, Marx denominó a los trabajadores de las fábricas cooperativas manejadas por ellos mismos como "sus propios capitalistas, es decir, que ellos usan los medios de producción para valorizar su propio trabajo" (30). La diferencia entre el capital bajo el capitalismo y el capital bajo el socialismo de mercado sólo radica en que el primero se halla personificado en capitalistas individuales, mientras que en el segundo está personificado en asociaciones de trabajadores. 

Mientras que el capital exista debe existir el trabajo asalariado, porque el capital no puede extraer ganancias sin combinarse con el trabajo asalariado. Como Marx dijo: "Los medios de producción, por su parte, devienen formas objetivas del capital productivo, o propiamente capital productivo, solamente desde el momento que la fuerza del trabajo, como forma personal de existencia del capital productivo, puede ser incorporada al mismo" (31). Quizás los socialistas de mercado se llenen de asombro. Si bajo el socialismo de mercado los trabajadores se han convertido en los propietarios de sus empresas, ¿cómo pueden ser empleados por ellos mismos? Sin embargo, es un hecho que lo son. Marx dijo: "Sea cual fuere la forma social de la producción, trabajadores y medios de producción siempre persisten como sus factores. Pero si ellos están en un estado de mutua separación, sólo son factores potenciales de la producción. Para que cualquier producción tenga lugar, ellos deben conectarse" (32). Bajo el socialismo de mercado los trabajadores de las empresas cooperativas no sólo son los propietarios de los medios de producción de sus empresas sino también los productores que usan los medios de producción para elaborar los productos. Si no fueran productores sino sólo propietarios, la empresa cooperativa no puede existir ni un sólo día, y entonces su identidad como propietarios de medios de producción y la ganancia que ellos comparten desaparecerá. Desde el momento en que está involucrado en una producción relacionada con el salario y la ganancia, su trabajo representa una forma de trabajo asalariado. La existencia de salarios significa que siguen vendiendo su fuerza de trabajo. La existencia de ganancia significa que ellos aun están produciendo un plusvalor sobre el valor de su fuerza de trabajo, y que este plusvalor (ganancia) retornará a ellos como propietarios de sus empresas. Puede verse que los trabajadores de la empresa cooperativa tienen una identidad dual. Una es la de propietarios de los medios de producción de su empresa. Otra es la de trabajadores asalariados de su empresa. Como propietarios se emplean a sí mismos para obtener beneficios. Como asalariados se venden a sí mismos su fuerza de trabajo para ganar un salario. Precisamente estas relaciones de autoempleo y autoexplotación constituyen la forma especial con que la empresa cooperativa conecta a los trabajadores con los medios de producción. En tanto exista esta conexión, "la oposición entre capital y trabajo está abolida aquí" (33). 

Claramente, los trabajadores asalariados bajo el socialismo de mercado difieren de aquéllos bajo el capitalismo, en que los primeros son tanto propietarios de los medios de producción como trabajadores asalariados, mientras que los segundos son sólo trabajadores asalariados. Los primeros venden su fuerza de trabajo a sus propias empresas como capitalistas, los segundos venden su fuerza de trabajo a capitalistas individuales. Los primeros pueden obtener tanto salarios como plusvalor, es decir, la ganancia que ellos crean; los segundos solo pueden obtener salarios, mientras que el plusvalor es apropiado por el capitalista. Una vez que una empresa cooperativa se declara en bancarrota, lo cual es inevitable incluso bajo el socialismo de mercado, el primero se transformara en el segundo. En pocas palabras, en tanto siga la economía de mercado el capital continuará existiendo, y lo mismo ocurrirá con el trabajo asalariado. 

Tercero, la existencia de una economía de mercado desarrollada significa la existencia de la anarquía en la producción y de la crisis económica. Bajo una economía de mercado, cada empresa es indiferente al valor de uso particular de sus productos y se preocupa solamente por su valor de cambio y el plusvalor, y la producción social no está regulada por la planificación consciente sino por una mano invisible, es decir, la ley del valor. Está destinada a llevar a la anarquía de la producción y a la crisis. Precisamente por esta razón, Marx creía que, aunque las fabricas cooperativas manejadas por trabajadores son, en la vieja forma, los primeros ejemplos de la emergencia de una nueva forma, en la cual la oposición entre capital y trabajo es abolida, "ellas naturalmente reproducen en todos los casos, en su organización presente, todos los defectos del sistema existente, y deben reproducir los mismos" (34). El "sistema existente" es, sin dudas, una economía de mercado, y "todos los defectos" son, sin duda, aquellos engendrados por una economía de mercado, a saber, la anarquía de la producción y la crisis económica. 

Los socialistas de mercado pueden argumentar que la anarquía y la crisis no tendrán lugar porque bajo el socialismo de mercado los trabajadores de las empresas cooperativas o los gerentes que ellos eligen democráticamente pueden determinar democráticamente todo lo relacionado a la producción en sus empresas. Pero este argumento no toca el punto relevante. Esto sucede porque en tanto exista un mercado el conocimiento de las necesidades reales de la sociedad sólo puede establecerse a posteriori. Un capitalista individual no puede estimar con precisión las necesidades del mercado, ni puede hacerlo un grupo de trabajadores, aún cuando puedan discutir y tomar decisiones democráticamente. Es decir, si la producción social está gobernada en última instancia por la ley del valor como una fuerza natural ciega, no hay ninguna distinción esencial entre la decisión acerca de la producción arbitrariamente tomada por un capitalista individual y una decisión democráticamente tomada por todos los trabajadores de una empresa cooperativa. Esta última no puede tampoco resolver el problema de la anarquía de la producción y, en consecuencia, de la crisis económica para la producción total de la sociedad. 

Los socialistas de mercado podrían enfatizar que el socialismo de mercado puede evitar la emergencia de la anarquía de la producción y de la crisis económica a través del gobierno democrático. El gobierno puede formular varias políticas y controlar conscientemente la inversión social. Pero esa es una ilusión ingenua. De acuerdo al materialismo histórico de Marx, es la economía de una sociedad la que determina sus políticas, no las políticas de una sociedad las que determinan su economía. Es completamente imposible resolver los problemas originados en la esfera de la economía a través de medios políticos. Cuando Marx criticaba a Sismondi, dijo: "... mientras Sismondi, por contraste, enfatiza no sólo el choque con las barreras, sino incluso su creación por el propio capital, y tiene una vaga intuición que ellas deben conducirlo a su quiebra. Entonces, quiere ponerle barreras a la producción, desde afuera, a través de la aduana, de leyes, etc., las cuales por supuesto, como barreras simplemente externas y artificiales, serían necesariamente demolidas por el capital" (35). Así, mientras continúe una economía de mercado, la anarquía de la producción continuará y las crisis serán inevitables. Bajo el socialismo de mercado las intervenciones de un gobierno democrático pueden aliviar estos problemas hasta cierto punto, pero no pueden eliminarlos. 

El análisis anterior muestra que la economía de mercado no es neutral y que la existencia del mercado significa la existencia del capitalismo. El error fundamental de los socialistas de mercado radica en que no ven a la economía de mercado como una totalidad de relaciones sociales de producción que fijan el carácter de una sociedad. 

No negamos que el motivo de los socialistas de mercado sea esbozar un programa viable para realizar el socialismo. Pero a través de la negación o rechazo de la teoría de Marx, y de un balance incorrecto del fracaso del socialismo en la URSS y los países de Europa del Este, concluyen que los problemas del capitalismo no se originan en la propia economía de mercado, sino en la propiedad privada de los medios de producción y en el trabajo asalariado, y entonces, en la medida en que las empresas de propiedad de capitalistas individuales sean reemplazadas por empresas cooperativas de trabajadores y el beneficio de propiedad de un capitalista individual sea compartido por los trabajadores de cada empresa, se realizará el socialismo. No comprenden que la propiedad privada y el trabajo asalariado están íntimamente asociados a la propia economía de mercado, y que los primeros son sólo la expresión concreta de la segunda. Quieren perpetuar la economía de mercado y a la vez abolir la propiedad privada y el trabajo asalariado. En palabras de Marx, esto significa "abolir al Papa dejando en pie al catolicismo" (36). 

La tesis de la superioridad y de la neutralidad del mercado tienen que llevar a la conclusión de que el mercado existirá eternamente. Algunos socialistas de mercado, tales como Miller y Roemer, lo afirman abiertamente. Otros, como Schweickart y James Lawler, no están de acuerdo con esto, pero creen que por lo menos en la transición del capitalismo al socialismo debería mantenerse y desarrollarse una economía de mercado. En cuanto a su completa abolición, piensan que en ningún lado está a la vista. En la concepción de Marx, aunque el mercado no puede ser abolido de una sola vez en la transición al socialismo, la transición en sí necesariamente aparecerá como un progreso bajo la cual la economía planificada crece firmemente y la economía de mercado declina paso a paso. La realización del socialismo y la abolición de la economía de mercado serán simultáneos. Por cierto, grandes cambios han tenido lugar en los países capitalistas desde la muerte de Marx, y por ello, algunas de sus inferencias han sido consideradas anticuadas. Pero su opinión de que la transición del capitalismo al socialismo significa una transición de una economía de mercado a una economía planificada no es obsoleta, y esto lo prueba la historia. Por lo tanto, la tarea que enfrentan los socialistas es plantear un programa viable de reducción gradual de la economía de mercado y de expansión de la economía planificada, de acuerdo a situaciones cambiantes, en lugar de buscar una forma para realizar el socialismo que deje intacta la economía de mercado. 

Notas 

1. Ver Market Socialism, editado por Juliam Le Grand y Saul Estrin, Clarendon Press, Oxford, 1989, pág 29-38 
2. John Roemer, A Future for Socialism, Harvard University Press, 1994, pág. 46 
3. David Schweickart, Market Socialism, editado por Bertell Ollman, Routledge, 1998, pág. 10 
4. Carlos Marx, El Capital, Volumen I, Penguin Books, 1976, pág. 92 
5. David Miller, Ob. cit 
6. John Roemer, Ob. cit 
7. David Schweickart, Ob. cit 
8. Idem. 
9. Carlos Marx, Grundrisse, Penguin Books, 1973, pág. 159. 
10. Carlos Marx, El Capital, I, Penguin Books, 1976, pág. 174. 
11. Carlos Marx, El Capital, II, Penguin Books, 1978, pág. 190. 
12. Carlos Marx, El Capital, III, Penguin Books, 1981, pág. 174. 
13. Carlos Marx,El Capital, I, Penguin Books, 1976, pág. 273. 
14. Idem, pág 274. 
15. Carlos Marx, El Capital, III, Penguin Books, 1981, pág. 1019. 
16. Idem, pág 365. 
17. Carlos Marx, El Capital, I, Penguin Books, 1976, pág. 172. 
18. Carlos Marx, El Capital, II, Penguin Books, 1978, pág. 390. Idem anterior, Libro Segundo, Volumen IV, pág. 385. 
19. Carlos Marx, El Capital, II, Penguin Books, 1978, pág. 434. 
20. Carlos Marx, El Capital, III, Penguin Books, 1981, pág. 959. 
21. Marx /Engels, Selected Works, publicado en Londres por Lawrence & Wishart Lte, pág. 305. 
22. Carlos Marx, Grundrisse, Penguin Books, 1978, pág. 249 
23. Carlos Marx, Grundrisse, Penguin Books, 1973, pág. 158 -159 
24. Carlos Marx, El Capital, I, Penguin Books, 1976, pág. 132. 
25. Idem, pág. 178. 
26. Carlos Marx, El Capital, III, Penguin Books, 1981, pág. 368. 
27. Carlos Marx, El Capital, I, Penguin Books, 1976, pág. 425. 
28. Idem, pág 173. 
29. Carlos Marx, El Capital, III, Penguin Books, 1981, pág. 571. 
30. Carlos Marx, El Capital, II, Penguin Books, 1978, pág. 121. 
31. Carlos Marx, El Capital, II, Penguin Books, 1978, pág. 120. 
32. Carlos Marx, El Capital, III, Penguin Books, 1981, pág. 571. 
33. Carlos Marx, El Capital, III, Penguin Books, 1981, pág. 571. 
35. Carlos Marx, Grundrisse, Penguin Books, 1973, pág. 411. 
36. Carlos Marx, Capital, I, Penguin Books, 1976, pág. 181. 




Textos relacionados:

(socialismos partidarios de Marx-Lenin-Stalin vs. socialismos burocráticos y socialismos "de mercado" o competitivos) 
* Aleksander Smolar, “El mundo soviético: ¿transformación o decadencia?”, Guy Hermet (ed.), Totalitarismos, México: Fondo de Cultura Económica, 1991, cap. VIII, pp. 181-201
* Zygmunt Bauman, “Un experimento socialista”, Socialismo: la utopía activa, Buenos Aires: Nueva Visión, cap. 6, pp. 75-98

(socialismos planificados de Marx-Lenin vs. capitalismo regulado de la NEP vs. socialismos de metas de producción de Stalin en adelante) 
* Peter Boettke, “The Soviet experiment with pure communism”, Critical Review: A Journal of Politics and Society, Volume 2, Issue 4, 1988, pp. 149-182
* Paul Craig Roberts, “My Time with Soviet Economics”, The Independent Review, v.VII, n.2, Fall 2002, ISSN 1086-1653, pp. 259–264
* Rolando Astarita, “¿Qué fue la URSS? (1)” y “¿Qué fue la URSS? (2)

(socialismo comunitario de Marx vs. socialismos estatales, sean comandados de Lenin, quinquenales de Stalin, los burocráticos, etc.) 
* Paresh Chattopadhyay, “The Economic Content of Socialism: Marx vs. Lenin”, Review of Radical Political Economics, vol. 24, nos. 3&4, pp. 90-110
* Michael Heinrich, “Comunismo”, Crítica de la economía política, Madrid: Escolar y Mayo, 2008, cap. XII, pp. 223-227
* Paul Mason, “De las transiciones”, Postcapitalismo, Avellaneda: Paidós, 2016, cap. 8, pp. 284-314